Sos rayo cegador,
engendro, daga...
Ángel –por mensajero-
de anunciado exterminio.
Sos nada de esta lista.
Es mi encéfalo, bullente
de inútiles y dantescas visiones
el que te asigna calamidad
y, obseso, perpetúa rituales.
¿Perderé una vez más
la oportunidad de silenciar
la recurrente, terca cobardía?
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