Es tu olor eso que extraño.
Es tu cuerpo encendido
el que me llama.
No podré suplir lo que
para mí debieras haber sido.
Mientras te nombro ahora
agoniza la dulce acritud
que de tu piel emana.
Aplaco por ratos mi ansiedad
(a duras penas) alucinando
futuros encuentros, pletóricos
en exhalaciones añoradas.
También el alma es pródiga
en perfumes y acrimonias.
Aspiro a percibirlas todas,
abiertos mis nervios y fluidos
en una especie de vivisección
por tus humores provocada.
Vuelve pronto.
Mis sentidos, esperando, desesperan... |