Mi amiga psicoanalista
pronuncia su ultimátum:
“¡Basta de poesía dolida
José, ahora hay que ir a
los goces, no a las penas!”
Me impresiona la firmeza,
casi profético es el tono...
En su condición de experta,
de especialista en el deseo,
decido pues hacerle caso.
¡Oh Musa de Quilmes!
(dirían los amigos griegos):
aquí está el resultado de
tu imperativo categórico
en esta poética del Eros...
Ya verás Laura, esta vez
he soñado versos que sean
como cantarinas y sensuales
danzas que vos podrías tocar
con alegría amorosa al piano.
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