Tendrá apenas pasados los veinte.
Se ríe tan a sus anchas,
se lleva tan bien con su propio cuerpo,
que ya sabe uno qué le espera en la vida.
Será un sesentón de mirada franca
y alguien al observarlo habrá de pensar:
“¡Qué feliz debe haber sido
con su novio cuando tenía diecinueve!”
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