En la noche lúcida,
Que no acepta sobornos ni disfraces,
Pienso en los abismos que me son confiados.
Fue asomarme a los propios
Lo que permite sentirlos.
Ya no sé cuáles estremecen más.
Temor y temblor, dijo el danés,
Y sobre la desolación hizo un tratado.
Angustias subjetivas y objetivas se unifican
Y es entonces cuando creo escucharlo:
“Yo busqué la comunión de la familia,
Mas inútilmente, pues no me fue dado”.
El fantasma se evapora. Y yo
Le pregunto al silencio, que ruge:
¿Por qué me dice eso a mí? A mí,
Que ni siquiera lo he intentado... |