Estas hojas que parecen laurel
Y aquéllas semejantes a helecho,
Se han mezclado y al verlas no sé
Cuál de sus troncos es fuente y cuál techo.
El fenómeno es un calco de otro, familiar
Y feliz: el de cuerpos humanos ardorosos,
Sudados y tibios, compartiendo confusos
Los intensos placeres de un lecho.
Desde el Génesis, con Eva y Adán
(Y también en Gomorra y Sodoma)
Sigue incólume, eterno, el bíblico hecho. |