He soñado múltiples vidas:
Navegante solitario, monje enclaustrado,
Libertino dieciochesco, alquimista ensimismado...
Todo eso (nada de eso) soy aquí,
En este lupanar de alimentos llamado restaurante.
La multitud de bocas ingiere más de lo que necesita.
(Lujuriosos en la cama y en la mesa, siempre queremos más).
Yo he saciado el pan de sangre y mi boca con el vino,
Y ahora callo, ya cumplido uno de mis destinos posibles.
De “poeta” querría llamarlo mi ego inflado, estimulado...
O bien, suprimamos eufemismos y seamos más sinceros:
“Redactor de peregrinas reflexiones” (que otra vez está embriagado).
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