Estos días extenuantes y felices
De restauración en la casa materna
Me regalan importantes lecciones.
El trabajo de expertos en pintura
Que impregna ya todas las paredes
(¡Y el parquet que luce a nuevo!)
Muestra el cuidado que los extraños
-Con las habilidades de sus oficios-
Pueden poner, más allá del jornal,
En los hogares de clientes que por
Agradecidos terminan siendo amigos.
Miro con ojos renovados a mi madre,
Quien tras largos años de vida asume
Con lozanía la invasión de la morada.
Ha sido consecuente con su premisa:
A pesar de penurias, siempre valioso
Es gozar las instancias que la vida,
Insistente, se decide a otorgarnos.
Hoy, su casa está patas para arriba
Pero ella sonríe, y brinda gentilezas
A operarios que la tratan gentilmente.
Sabe (siempre supo) cultivar el arte
De la conversación amena, inteligente,
Escuchando al otro con franco interés
Y dispuesta a dar alientos y consuelos.
Hay tres hijos que privilegiadamente
Recibieron y reciben ese don, y su cariño.
¿Existe el oficio materno?
Sí es así, mamá, lo desempeñás muy bien. |