Desandando camino en la playa
Veo las huellas, nítidas.
Pronto advierto que son mías,
Del reciente trayecto hacia el muelle.
Hace sólo minutos, extasiado,
Presencié un bello amanecer.
He pensado en los antiguos, en
Sus poéticos mitos sobre muerte
Y resurrección cotidiana del sol.
Estas pisadas mías también
Simbolizan destrucciones y renaceres:
Reconozco en una ya lejana foto
Al pequeño junto a su madre, radiante
Con panza que habitaba el hermano.
(¡Mis pequeños pies de entonces dejaron
Su trazo, observados con ojos de niño!)
Pienso en fotos que no existirán:
Ahora ella estaría junto a mi padre,
Sonriendo ambos al ver a sus nietas.
Tampoco atesoro risas de veraniegos
Amores adolescentes: no los tuve.
Vuelvo al presente y a mis huellas actuales.
Envejezco sin romance ni compañía.
Miro al sol, a la arena que delata mi caminar
(¿Fútiles pasos?) y encogiendo los hombros
Me digo, con paterna y lúcida porteñez:
“¡Qué vas a hacer...!”
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