¿Fue tan clara tu misión
Que desde niño supiste
Que serías trovador, y a
Las cabras diste entonces
Tus silbidos de llamada,
Primeros de los poemas
Del pastorcillo cantor?
¿Fue la maleta cargada
Del especialista en lunas
La que a Madrid te llevó,
O te buscaba ya entonces
La amistad de los poetas
Con los cuales disfrutar
Durante el día y la noche
Paseos, risas, cuartetas?
Vino la letra y la lucha,
Vino la cárcel infausta.
¿Fue la amada calavera
De ese tu querido amigo
Una especie de anticipo?
¿Fue profecía sin suerte
Que tanto tú te ocuparas
En los libros que creaste
De la inevitable muerte?
Que si es cierto que ella
Toca a todos sin excepción
No era justo que te fueras
Con un hijo en el regazo,
Desconsolada tu esposa,
Sin homenaje o canción.
Miguel Hernández, poeta:
No te mataron los miasmas
Ni los enfermos pulmones.
Te mató el odio cerril,
Te mataron los matones.
En eso convierte al hombre
La infame, pútrida guerra.
Mas la que asesina hermano,
No hay otra peor que esa.
Como tu clarividente rayo,
Esta ¡ay! nunca cesa...
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