Poeta de soledades, de los tiempos y la muerte.
Poeta del tú y el yo, de alma amorosa y simiente.
Como el portugués Fernando ha sido uno y los otros.
Fue Machado y fue Mairena, y el maestro Abel Martín:
Filosofan en el aula, en la prosa y en el verso, hablando
En ese humor fino de lucidez talentosa, de la ironía sutil.
Con Antonio, la pequeña cosa se agiganta y resplandece.
Amamos en los poemas al patio y a su jardín, a la prosaica
Vereda, a Castilla y a su lengua, a la mocedad campestre.
Amamos el pensamiento, la profundidad doliente, al olmo
Y a la maceta, al ocaso y a la aurora, al caminante pedestre.
¡Ah España, qué lujo España tuviste con ese tu hijo dilecto!
Poeta de los donaires, amigo de sus amigos, generosamente
Lega, hasta en el último día, un verso en triste partida: nos habla
De azules días y de aquel sol de la infancia que ya él jamás vería.
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