Los genes de los Médicis
Portaban, década tras década,
Amor por el arte libre y laico.
(¡También por el poder!)
El Magnífico fue mecenas
De aquellos que hicieron la
Fama y la pompa cristianas:
Botticelli, devoto de Venus
Más que de las santidades;
El joven Leonardo, ya genio,
Y Buonarotti adolescente.
Astutos marchands fueron
Los cardenales, opulentos
En ropajes, mesa y amores.
Mientras coronados papas
Se atareaban en guerras y negocios,
Frailes apocalípticos y desquiciados
(Notable fervor de anuncios funestos
Acompaña siempre a la humanidad)
Pedían fuego para salvar almas perdidas.
El monje Savonarola aterrorizó a Lorenzo
Con sus entusiasmos ígneos, aunque la pira
Terminó brindándole servicio a él mismo.
Gloria in excelsis Deo clamaban a coro
En pinturas con Madonnas voluptuosas,
Banquetes refinados y fanáticos incendios.
Si ha de existir una jornada de juicio celestial,
¿Qué les dirá el homenajeado a todos ellos?
|