Agobiado en terrible enero porteño
El oso polar mira de reojo al visitante
(Que cree que el precio de la entrada
Incluye al menos un gesto del animal).
Son años de oficio ya. No se inmuta,
Ni desplaza siquiera un centímetro
Su portentoso cuerpo de color nieve:
“Ya bastante con que esté yo aquí,
En el cruel bochorno sudamericano.
¿No esperará usted además que haga
Un show en este insufrible calor...?”,
Dice claramente su mínima mueca.
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