Caminata de amigos por la playa.
Uno capta la escena y se entusiasma.
Nos muestra a los pichones y a sus padres:
Perfecta formación sobre la arena húmeda.
En la fina capa de agua, brillante y espejada,
Las infantes aves marinas permanecen atentas,
Alineadas, hasta que una imperceptible orden
Las impulsa, ya, a volar en pequeños grupos.
Atrás, sin moverse, dando silencioso aliento
Y con orgullo de concienzudos progenitores
Están las grandes, aprobando el bautismo aéreo.
Bien sabido es que los humanos, desconsiderados,
Somos expertos en alterar la naturaleza y sus ritmos.
Aquí viene ahora un señor avanzando por la orilla:
Desbarata, al fin, la pedagógica y muy bella escuadra.
Se van las gaviotas a las dunas, allí toman su recreo;
Ya volverán, a continuar con la clase interrumpida,
A disfrutar del aire y ganarse marítimos diplomas.
(¿Los amigos? ¡Felices... con fotos y sonrisas!)
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