A Concepción Vigueras
Hay algo que pocos saben, aun
Entre los conocedores del rubro:
Cada médico tiene ya asignadas
Por una ultrasecreta Providencia
Las personas que le han de procurar
Más ayuda de cuanta pueda otorgar.
Así por ejemplo, cada vez que recibo
A esta señora custodiada por sus hijas
Y obsequia generosa sonrisa en la consulta,
O al escuchar esa dulce voz en el teléfono,
Se sosiegan las dudas y mi alma exclama:
“¡Muy bien hice en dedicarme a esta tarea!”
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